Hoy recuerdo este clásico de la ciencia ficción, y una de las novelas que mayor impacto dieron en el siglo XX, con un fragmento. El libro fue publicado en 1932 y como dice el título retrata un mundo donde aparentemente todo está debidamente programado y todo es perfecto, con el establecimiento de castas. Pero aún quedan miembros de las civilizaciones antiguas, donde se veneraba la literatura... Es uno de los libros que releeré con el paso del tiempo y os lo recomiendo a todos.
La enorme pieza del piso bajo estaba orientada hacia el Norte. A pesar del calor del exterior y de la temperatura casi tropical del interior, solo una luz cruda, pálida e invernal, se filtraba a través de los cristales buscando con avidez algunos ensabanados cuerpos yacentes, algún trozo de carne descolorida, producto de disecciones académicas; pero solo hallaba cristal y níquel y las pulidas y frías porcelanas del laboratorio. Invierno respondía a invierno. Blancas eran las batas de los que allí trabajaban con manos enfundadas en guantes de goma de color cadavérico. La luz era helada, muerta, fantasmal. Solo los tubos amarillos de los microscopios le prestaban algo de vida mientras resbalaba lúbricamente sobre su pulidez, formando una larga serie de ricos destellos a lo largo de las mesas de trabajo.
2 comentarios:
La tengo pendiente. Me apetece muchísimo leerla, Alex, y todo el mundo la compara con Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, que además es mucho anterior. No entiendo por qué se empeñan en decir que una es más completa que la otra. Es algo que me irrita, la verdad.
No sé si Huxley intentó completarla. Pero la intuición me dice que ya tenía demasiado talento como para reinventar una buenísima novela.
No tiene sentido.
Lo que admito es que ambas se complementen.
Me alegro de que la hayas recordado, Alex. Seguro que salta de alegría en mi estantería. :-D
Pues no dudes en leerlo. Y conocerás al Salvaje y otros personajes. Se hace de los imprecindibles del siglo XX.
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