viernes, julio 31, 2009

Barrio sin luz, Pablo Neruda


¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo

yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades hollines y venganzas,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,

dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:

sobre sus aguas se avergüenzan de verse las estrellas.
Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,

mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
Lejos... la bruma de las olvidanzas humos espesos,
tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!,
en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uf. Un poema que dice cosas muy fuerte, Alex. Es bonito, pero durísimo. Me ha gustado, pero asusta acaso un poco que alguien se sienta así, algún amigo.
En fin. Stand by me. ;-D