EL LOBO ESTEPARIO se inscribe dentro del empeño, patente a lo largo de toda su obra, por iluminar la zona oscura de la condición humana a fin de poner al descubierto su carga trágica y su incierto destino. Ser solitario e incomunicado, extraño y extrañado, Harry Haller, protagonista de esta emblemática novela, ha acabado convirtiéndose en un arquetipo literario en el que se reconocen quienes padecen los devastadores efectos deshumanizadores de una sociedad insolidaria y atomizada.
Algunos creen que la lectura de ciertos libros te cambia la vida, otros no creen que sea tanto, pero sí creen que hay libros que te marcan, y que es inevitable recordarlos y volver a ellos. Me inclino a pensar como el segundo grupo, y creo que El lobo estepario volveré a leerlo a lo largo de mi vida. Ha sido uno de los libros que más me han hecho reflexionar (si no el que más).
De Hesse tenía un muy buen recuerdo con Narciso y Goldmundo. Y El lobo estepario superando a mi primera lectura suya, ha sido la consolidación de este escritor como uno de mis favoritos. El libro se publicó por primera vez en 1928. Refleja mucho del propio Hermenn Hesse, porque hay bastante de autobiográfico en él, y como Harry Haller, el autor también vivió una época oscura. Para adentrarse en el libro hay que hacerlo con paciencia, y la impresión que te llevas de él depende de lo que esperaras. Si esperas una trama trepidante, con mucha acción, no la encontrarás aquí. La primera mitad del libro es más bien el conjunto de reflexiones del protagonista, su lucha para sobrevivir con un mundo que no comprende, y su su lucha consigo mismo en su infierno interior. A partir de la aparición de Amaranta, hay más acción. Cuando aparentemente era muy distinta a Harry, a medida que se van conociendo, descubren que tienen mucho en común. Amaranta comprende su naturaleza de lobo estepario, porque en el fondo ella también lo es.
Me ha encantado ver la evolución de Harry, y en más de una ocasión me he sentido reflejado en él. Traza un nuevo camino de la mano de Amaranta. Llegas a un momento en que no distingues fantasía de realidad en el libro y te ves arrastrado. El Teatro mágico sólo para locos, es fascinante.
Un 10 de 10.
De Hesse tenía un muy buen recuerdo con Narciso y Goldmundo. Y El lobo estepario superando a mi primera lectura suya, ha sido la consolidación de este escritor como uno de mis favoritos. El libro se publicó por primera vez en 1928. Refleja mucho del propio Hermenn Hesse, porque hay bastante de autobiográfico en él, y como Harry Haller, el autor también vivió una época oscura. Para adentrarse en el libro hay que hacerlo con paciencia, y la impresión que te llevas de él depende de lo que esperaras. Si esperas una trama trepidante, con mucha acción, no la encontrarás aquí. La primera mitad del libro es más bien el conjunto de reflexiones del protagonista, su lucha para sobrevivir con un mundo que no comprende, y su su lucha consigo mismo en su infierno interior. A partir de la aparición de Amaranta, hay más acción. Cuando aparentemente era muy distinta a Harry, a medida que se van conociendo, descubren que tienen mucho en común. Amaranta comprende su naturaleza de lobo estepario, porque en el fondo ella también lo es.
Me ha encantado ver la evolución de Harry, y en más de una ocasión me he sentido reflejado en él. Traza un nuevo camino de la mano de Amaranta. Llegas a un momento en que no distingues fantasía de realidad en el libro y te ves arrastrado. El Teatro mágico sólo para locos, es fascinante.
Un 10 de 10.
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“Fue toda su vida una prueba de que sin amor de la propia persona es también imposible el amor al prójimo, de que el odio a uno mismo es exactamente igual, y en fin de cuentas produce el mismo horrible aislamiento y la misma desesperación que el egoísmo más rabioso.”
" El que haya querido los otros días, los malos, los de los ataques de gota o los del maligno dolor de cabeza clavado detrás de los globos de los ojos, y convirtiendo, por arte del diablo, toda actividad de la vista y del oído de una satisfacción en un tormento, o aquellos días de la agonía del espíritu, aquellos días terribles del vacío interior y de la desesperanza, en los cuales, en medio de la tierra destruida y esquilmada por las sociedades anónimas, nos salen al paso, con sus muecas como un vomitivo, la humanidad y la llamada cultura con su fementido brillo de feria, ordinario y de hojalata, concentrado todo y llevado al colmo de lo insoportable dentro del propio yo enfermo; el que haya querido aquellos días infernales, ése ha de estar muy contento con estos días normales y mediocres como el de hoy; lleno de agradecimiento se sentará junto a la amable chimenea y con agradecimiento comprobará, al leer el periódico de la mañana, que no se ha declarado ninguna nueva guerra ni se ha erigido en ninguna parte ninguna nueva dictadura, ni se ha descubierto en política ni en el mundo de los negocios ningún chanchullo de importancia especial; con agradecimiento habrá de templar las cuerdas de su lira enmohecida para entonar un salmo de gratitud mesurado, regularmente alegre y casi placentero, con el que aburrir a su callado y tranquilo dios contentadizo y mediocre, como anestesiado con un poco de bromuro; y en el ambiente de tibia pesadez de este aburrimiento medio satisfecho, de esta carencia de dolor tan de agradecer, se parecen los dos como hermanos gemelos, el monótono y adormilado dios de la mediocridad y el hombre mediocre algo encanecido que entona el salmo amortiguado. "
"Usted a de acostumbrarse a la vida y ha de aprender a reír. Haz de escuchar la maldita música de la radio de este mundo y venerar el espíritu que lleva dentro y reírse de la demás murga."
"Vivir en el mundo, como si no fuera el mundo, respetar la ley y al propio tiempo estar por encima de ella, poseer, «como si no se poseyera», renunciar, como si no se tratara de una renunciación -tan sólo el humorismo está en condiciones de realizar todas estas exigencias, favoritas y formuladas con frecuencia, de una sabiduría superior de la vida.
Y en caso de que el lobo estepario, a quien no faltan facultades y disposición para ello, lograra en el laberinto de su infierno acabar de cocer y de transpirar esta bebida mágica, entonces estaría salvado. Aún le falta mucho para ello. Pero la posibilidad, la esperanza, existe. Quien lo quiera, quien sienta simpatías por él, debe desearle esta salvación."
Y en caso de que el lobo estepario, a quien no faltan facultades y disposición para ello, lograra en el laberinto de su infierno acabar de cocer y de transpirar esta bebida mágica, entonces estaría salvado. Aún le falta mucho para ello. Pero la posibilidad, la esperanza, existe. Quien lo quiera, quien sienta simpatías por él, debe desearle esta salvación."
2 comentarios:
Aah Hesse... Siddartha lo dejé a medias, que sé yo? me dió por pensar que el autor era demasiado pretencioso en su envoltorio de humildad. En cambio Demian lo devoré encantada. Y a este lobo le tengo muchas muchas ganas.
Yo también leí Demian hace mucho...Me gustó mucho más Narciso y Goldmundo. Te seguiré con El lobo estepario y con otro de relatos que tengo. Sidharta me llama mucho la atención. Sus poemas son muy chulos. Eso sí que es cierto.
Me fío de tus recomendaciones, Alex.
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