domingo, junio 29, 2008

DESCUBRIMIENTOS: LA PIEDRA LUNAR de Wilkie Collins


La Piedra Lunar es un fabuloso diamante ambarino incrustado en la frente de un dios hindú de cuatro manos. Además de una inmensa belleza y de un incalculable valor, posee un maleficio. Pero en esto último no creyó el coronel inglés que lo robó, cargando así con la desgracia para él y para todos sus futuros dueños. Tampoco contó con los tres brahmanes que seguirán su rastro de por vida para recuperarlo...

La piedra lunar ha conseguido atraparme tanto como La dama de blanco, así que este autor se convertirá en otro de mis imprescindibles y desde luego seguiré explorando su obra. Personalmente creo que La piedra lunar es la mejor novela que he leído dentro del género. Según he leído los críticos también piensan así. Leyendo también he descubierto que Borges era un entusiasta de las obras de Collins.

Se puede decir que la trama es perfecta, al final no queda ningún cabo suelto. No quedan incógnitas. Teniendo en cuenta la complejidad de escribir en el género de misterio, tiene mucho mérito Collins vuelve a repetir el mismo esquema que con La dama de blanco: varios narradores, aportando cada uno su punto de vista a la historia, lo que hace la lectura más atractiva. El misterio en torno a la piedra mantiene la tensión y suspense hasta el final, nunca se hace predecible. De ahí que la lectura sea tan apasionante en todo momento. Desde las primeras páginas consigues meterte en la historia. Como en La dama de blanco tenemos un gran final, de esos que te impactan. El pasaje final con la piedra es impresionante.

Si tomamos de referencia a La dama de blanco no hay personajes tan destacables como Marian o el conde Fosco, quizás porque estaban menos caracterizados. En La piedra lunar también tenemos muchos personajes inolvidables, pero que no llegan a estar tan desarrollados. Tenemos al perseverante Frankin, al sargento Cuff (el primer detective de la literatura), a la odiosa Rachel (aunque al final se la puede llegar a entender), a la vulnerable y apocada Rosanna, que despierta mucha lástima, al doctor Ezra Jennings (el personaje que más me conmovió), al mayordomo Gabriel…
De todos ellos mi favorito es Gabriel Betteredge, un entrañable anciano que tiene como libro de cabecera a Robinson Crusoe (siempre defendiendo y elogiando su libro). Aporta el toque de ironía y humor a la historia. Me encantó su determinación en todo, siempre dispuesto a ayudar a Frankin.

Imprescindible para los seguidores del género.
***
"—Mr. Jennings, ¿conoce usted, por casualidad, al Robinsón Crusoe?

Le respondí que lo había leído de niño.
—¿Nunca más desde entonces? —inquirió Betteredge.
—Nunca más.
Dio unos pasos hacia atrás y me miró con una expresión de compasiva curiosidad, atemperada por un horror supersticioso.
—No ha leído al Robinsón Crusoe desde que era un niño —dijo Betteredge dirigiéndose a sí mismo…, no a mí—. ¡Veamos qué efecto le produce ahora Robinsón Crusoe!
Abriendo una alacena que se hallaba en un rincón extrajo de ella un volumen polvoriento cuyas páginas estaban dobladas en las esquinas y el cual exhaló un intenso olor de tabaco viejo en cuanto se puso él a hojearlo. Luego de haber dado con el pasaje a cuya búsqueda se había, al parecer, lanzado, me rogó que lo acompañara hasta uno de los rincones; siempre con su aire misteriosamente confidencial y hablando en un cuchicheo"

"Que nadie se ría de la única anécdota que he narrado aquí. En buena hora podrán ustedes reírse de cuanta cosa haya escrito yo en estas páginas. Pero no cuando se trata de Robinsón Crusoe, por Dios, porque es éste un asunto serio para mí…, y les ruego que lo tomen ustedes de la misma manera, por lo tanto."

"—Dame fuego, Betteredge. ¿Se concibe que haya un hombre que después de haber fumado durante tantos años como yo lo he hecho, sea incapaz de descubrir todo un sistema para el tratamiento que debe dispensarse a las mujeres, en el fondo de su cigarrera? Sígueme con atención y te probaré la cosa en dos palabras. Tú escoges, por ejemplo, un cigarro; lo prue-bas y te desagrada. ¿Qué haces, entonces? Lo tiras y ensayas otro. Ahora bien, observa aho-ra la aplicación del sistema. Tú escoges una mujer, la pruebas y ésta destroza tu corazón. ¡Tonto!, aprende de tu cigarrera. ¡Arrójala de tu lado y ensaya otra!
Yo sacudí la cabeza negativamente. Maravillosamente ingenioso, me atrevo a decir, pero mi experiencia personal se hallaba totalmente en pugna con ese procedimiento.
—En tiempos de la difunta Mrs. Betteredge —le dije— me sentí inclinado innumerables veces a poner en práctica su filosofía, Mr. Franklin. Pero la ley insiste en que debe uno seguir fumando su cigarro, luego de haber escogido."

"Le diré adiós a este mundo que me ha mezquinado la felicidad que a otros les da. Le diré adiós a una vida que sólo una pizca de bondad de parte de usted podría convertir alguna vez en una cosa agradable, de nuevo, para mí. No me condene, señor, por este final. "

1 comentario:

Mireia dijo...

Lei estos dos libros de Wilkie Collins ara ja más de 15 añosy no recuerdo con demasiada exactitud la trama. Lo que sí recuerdo, és que me dejaron una gran sabor de boca. No havia vuelto a pensar en ellos, quiza por ser un autor poco conozido y el que se habla poco