En el número 7 de la Rue Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Paloma, una solitaria niña de doce años, y Renée, la inteligente portera, esconden un secreto. La llegada de un hombre misterioso propiciará el encuentro de esta dos almas gemelas. Juntas, descubrirán la belleza de las pequeñas cosas, invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor. La elegancia del erizo es una novela optimista, un pequeño tesoro que nos revela como sobrevivir gracias a la amistad, el amor y el arte. Mientras pasamos las páginas con una sonrisa, las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida.
“No tema Renée pues, por usted, a partir de ahora buscaré los siempres en los jamases. La belleza en este mundo”
“Por primera vez en mi vida, he sentido el significado de la palabra nunca. Pues bien, es horrible. Pronunciamos esa palabra cien veces al día pero no sabemos lo que decimos antes de habernos enfrentado a un verdadero nunca más. El caso es que uno siempre tiene la ilusión de que controla lo que ocurre; nada parece definitivo. Por mucho que me dijera estas últimas semanas que me iba a a suicidar, ¿de verdad lo creía?¿De verdad me hacía sentir esta decisión el significado de la palabra nunca? En absoluto. Me hacía sentir mi poder de decidir. Pero cuando alguien a quien se quiere muere… entonces de verdad os digo que uno siente lo que significa, y hace mucho, mucho daño. Es como un castillo de fuegos artificiales que se apagara de golpe y todo quedara negro. Me siento sola, enferma, me duele el corazón y cada movimiento me cuesta unos esfuerzos titánicos.”
El comienzo de las primeras páginas de esta novela fue especial, porque la persona que me regalo el libro y la forma en que lo hizo fueron especiales (una dedicatoria inolvidable). Las expectativas que puse en la novela se cumplieron con creces, me encontré con una joya. Voy perdiendo la fe en la narrativa actual pero a veces aparecen libros como este, maravillosos, que hacen que la recuperes. Creo que el éxito del libro es más que merecido y que dentro de unos 20 años seguirán habiendo lectores de La elegancia del erizo. La historia no transcurre con una acción trepidante, se basa en los hilos de personajes en torno a las vidas de Renée y Paloma, la autora va dibujando personajes que se pasan por la portería del número 7 de la calle Grenelle, con un tono irónico fantástico a veces. Y el puente entre ellas, almas gemelas, es Ozu, otro magnífico personaje. A este trío de personajes se suma un fuerte transfondo filosófico, pero que no está de relleno. De hecho, sin ese transfondo filosófico la novela no sería lo mismo: a través de las páginas reflexionas sobre el significado y la belleza de la vida, la importancia del Arte, de la música, de la cultura en general. Junto con El árbol de la ciencia éste es el libro que más me ha hecho reflexionar con su lectura en este año. Solo que Muriel Barbery deja esperanza en sus páginas, hay optimismo al final, pues son un canto a la belleza de las pequeñas cosas en la vida: la búsqueda de las cosas bellas como el Arte. Es una novela muy intimista, con personajes muy profundos, respiras al ritmo de Paloma. Por ello, veo que tendrán que hacer un gran trabajo en la versión cinematográfica, el libro contiene una gran cantidad de detalles o matices que pasarían por alto.
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“La literatura tiene una función pragmática. Como toda forma de Arte, tiene como misión hacer soportable el cumplimiento de nuestros deberes vitales. Para un ser que, como humano, da fuerza a su destino a fuerza de reflexión y reflexividad, el conocimiento así obtenido tiene el carácter insoportable de toda lucidez desnuda. Sabemos que somos animales dotados de un arma de supervivencia y no dioses que dan forma al mundo con su propio pensamiento, y desde luego hace falta algo para que esta sagacidad sea para nosotros tolerable, algo que nos salve de la triste y eterna fiebre de los destinos biológicos.”
“No tema Renée pues, por usted, a partir de ahora buscaré los siempres en los jamases. La belleza en este mundo”
“Por primera vez en mi vida, he sentido el significado de la palabra nunca. Pues bien, es horrible. Pronunciamos esa palabra cien veces al día pero no sabemos lo que decimos antes de habernos enfrentado a un verdadero nunca más. El caso es que uno siempre tiene la ilusión de que controla lo que ocurre; nada parece definitivo. Por mucho que me dijera estas últimas semanas que me iba a a suicidar, ¿de verdad lo creía?¿De verdad me hacía sentir esta decisión el significado de la palabra nunca? En absoluto. Me hacía sentir mi poder de decidir. Pero cuando alguien a quien se quiere muere… entonces de verdad os digo que uno siente lo que significa, y hace mucho, mucho daño. Es como un castillo de fuegos artificiales que se apagara de golpe y todo quedara negro. Me siento sola, enferma, me duele el corazón y cada movimiento me cuesta unos esfuerzos titánicos.”
“Aparte del amor, la amistad y la belleza del Arte, no veo gran cosa que pueda alimentar la belleza humana. Soy verdaderamente joven para aspirar a la amistad y al amor. Pero el Arte… si no tuviera que morir, el Arte habría sido toda mi vida. Bueno cuando digo Arte debo aclarar a qué me refiero: no estoy hablando sólo de las grandes obras de los maestros. Ni siquiera por Vermeer le tengo apego a la vida. Su obra es sublime pero está muerta. No, yo me refiero a la belleza en el mundo, a lo que puede elevarnos en el movimiento de la vida.”
“La eternidad se nos escapa.
Tales días, en los que naufragan en el altar de nuestra naturaleza profunda todas las creencias románticas, políticas, intelectuales, metafísicas y morales que años de educación y cultura han tratado de imprimir en nosotros, la sociedad, campo territorial agitado por ondas jerárquicas, se sume en la nada del Sentido. Adiós a los pobres y a los ricos, a los pensadores, a los investigadores, a los dirigentes, a los esclavos, a los buenos y a los malos, a los creativos y los concienzudos, a los sindicalistas y a los individualistas, a los progresistas y a los conservadores; ya no son sino homínidos primitivos cuyas muecas y sonrisas, gestos, adorno, lenguaje y códigos inscritos en el mapa genético del primate medio, solo significan esto: representar su papel o morir.Esos días uno necesita desesperadamente el Arte.”
Tales días, en los que naufragan en el altar de nuestra naturaleza profunda todas las creencias románticas, políticas, intelectuales, metafísicas y morales que años de educación y cultura han tratado de imprimir en nosotros, la sociedad, campo territorial agitado por ondas jerárquicas, se sume en la nada del Sentido. Adiós a los pobres y a los ricos, a los pensadores, a los investigadores, a los dirigentes, a los esclavos, a los buenos y a los malos, a los creativos y los concienzudos, a los sindicalistas y a los individualistas, a los progresistas y a los conservadores; ya no son sino homínidos primitivos cuyas muecas y sonrisas, gestos, adorno, lenguaje y códigos inscritos en el mapa genético del primate medio, solo significan esto: representar su papel o morir.Esos días uno necesita desesperadamente el Arte.”
“Yo suplico al destino que me de la oportunidad de ver más allá de mí misma y de conocer a la gente.”
2 comentarios:
Una gran reseña para un gran libro.
Un bico mi niño ;)
Realmente es un libro que cuando llega a tus manos descubres que lo estabas esperando te proporciona momentos de gran ternura alegria y a pesar de su triste final creo en la vida y el amor.
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