
Y correr de repente, gritando, echando fuera cada palabra que hubiese tenido clavada para después pararse exhausto riendo, y bebiendo nieve. Cogiendo un puñado y formando una bola para iniciar una batalla con el amigo que viene detrás y que responde con rapidez, provocando risas, acabando en un suelo blando y blanco, llenos de paz.
Quién no.
A ti te lo doy, que te lo mereces. Yo te llevaré, si tú quieres. Dos trenzas me haré, si te hace reír, y estarán todos tus amigos.
Sueña con este paisaje.
Hay muchos como este; tantos, como caminos uno puede escoger para ser feliz. O eso sería bonito creer.
1 comentario:
Me encantaría perderme en este bosque. Gracias!!
Publicar un comentario