Quién no querría perderse en un bosque como ese con un buen amigo y dejar las penas enredadas en las ramas para que se disolviesen con el frío, como el agua, y corriesen a cualquier parte invisible para desaparecer y mezclarse con gotas anodinas para que así carecieran de esa humilde inteligencia dotada de memoria a corto y a largo plazo.
Y correr de repente, gritando, echando fuera cada palabra que hubiese tenido clavada para después pararse exhausto riendo, y bebiendo nieve. Cogiendo un puñado y formando una bola para iniciar una batalla con el amigo que viene detrás y que responde con rapidez, provocando risas, acabando en un suelo blando y blanco, llenos de paz.
Quién no.
A ti te lo doy, que te lo mereces. Yo te llevaré, si tú quieres. Dos trenzas me haré, si te hace reír, y estarán todos tus amigos.
Sueña con este paisaje.
Hay muchos como este; tantos, como caminos uno puede escoger para ser feliz. O eso sería bonito creer.
viernes, febrero 13, 2009
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1 comentario:
Me encantaría perderme en este bosque. Gracias!!
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