domingo, febrero 01, 2009

DESCUBRIMIENTOS: El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde


Basil Hallward pinta un retrato del joven y apuesto Dorian Gray. Tras una conversación con Lord Henry, Dorian reflexiona sobre el carácter efímero de la belleza y la juventud y maldice su retrato pues considera que en el futuro será un triste recordatorio de la salud y la belleza perdida. Angustiado, vende su alma para que sea su retrato el que envejezca y permanecer él siempre joven. A partir de entonces, será el retrato quien refleje su corrupta vida y el paso de los años...

Quizás el impactante final es uno de los aspectos que hacen a la novela más atractiva. Un impacto que lleva consigo un profundo mensaje: la inmoralidad puede darnos en un principio placer y hasta puede parecer que estabilidad, pero sólo de trata de algo efímero; para todo llegan las consecuencias y casi siempre es devastador. Con un personaje principal tan maquiavélico el autor nos puede parecer retorcido y perverso con sus personajes, pero el final nos abre un punto de vista. En esta novela he leído una de las mejores críticas a la sociedad burguesa. Me parece bastante original la idea del pacto del protagonista con su retrato, que llevará la carga de la vejez y sus pecados. Me encanta el estilo filosófico y poético de este escritor. Desde el prefacio y las reflexiones sobre la belleza, la novela ya promete mucho. Es una lástima que Oscar Wilde escribiera una única novela.

***

Lord Henry Wotton: No existe aquello llamado buena influencia, señor Gray. Todas las influencias son inmorales-inmorales desde el punto de vista científico.
Dorian Gray: Porqué?
Lord Henry Wotton: Porque influenciar a una persona es darle nuestra propia alma. Esta no tendrá sus propios pensamientos, y se incendiará con sus propias pasiones. Sus virtudes no serán reales, sus pecados, si existen los pecados, serán prestados. Se convierte en el eco de la música de otro, el actor de una parte que no ha sido escrita para él. El objetivo de la vida es el desarrollo de su propio yo. Encontrar su naturaleza apropiada, es esto por lo que cada uno de nosotros estamos aquí. El mundo tiene miedo de sí mismo, se han olvidado de la mayor de todas las obligaciones, la propia. Claro que son caritativos, alimentan al hambriento, y visten a los mendigos. Pero su propio ser está famélico y desnudo. La valentía huyó de nuestra raza. Tal vez nunca la tuvimos. El terror a la sociedad, que es la base de la moral, el terror a Dios, que es el secreto de la religión, estas son las dos cosas que nos gobiernan. Y sin embargo... Sin embargo, creo que si un hombre viviera su vida completamente y hasta el límite, si le diera forma a cada sentimiento, expresión a cada pensamiento, realidad a cada sueño. El mundo alcanzaría un impulso tan fresco de alegría que olvidaríamos lo malo de la mediocridad, y regresaríamos a la época helénica ideal, a algo más dulce, más rico, que el ideal helénico. Pero hasta el hombre más valiente tiene miedo de sí mismo...Se ha dicho que los mayores acontecimientos del mundo suceden en nuestro cerebro. Es en el cerebro, y sólo en él, donde los grandes pecados del mundo suceden. Usted señor Gray, usted mismo, con su sonrosada juventud y blanca adolescencia, ha tenido pasiones que le asustaron, pensamientos que le llenaron de terror, sueños estando despierto y dormido cuyos recuerdos podrían manchar sus mejillas de vergüenza.

Se frotó los ojos, y se acercó al cuadro y lo examinó de nuevo. No había señales de cambio alguno cuando miró la pintura, y sin embargo no quedaba duda que la expresión se había alterado. No era sólo su propia impresión. Era horriblemente obvio. Se lanzó sobre la silla, y empezó a pensar. De repente pasó por su mente lo que había dicho en el estudio de Basil Hallward el día que el cuadro fue terminado. Lo recordaba perfectamente. Pronunció un deseo enfermizo de que él pudiera permanecer joven, y que el cuadro envejeciera; que su hermosura permaneciera inalterada, y que su rostro en la tela soportara la carga de sus pasiones y pecados; que la imagen pintada se marchitara con las líneas del sufrimiento y el pensamiento, y que él mantuviera la flor y el encanto casi consciente de su adolescencia. Con seguridad su deseo no se había cumplido? Esas cosas son imposibles. Era monstruoso sólo pensar en aquello. Y sin embargo, ahí estaba el cuadro frente a él, con un toque de crueldad en la boca.

3 comentarios:

lyudiaian dijo...

wuauu!! mi libro favorito! ahora han sacado una edición de pasta dura y con ilustraciones y todo. Lord Henry es genial jeje.
Saludos!

Alexandre dijo...

También es uno de mis favoritos de todos los tiempos.

Saludos!

Jesús Martínez dijo...

¡Y yo lo sigo teniendo pendiente!