jueves, enero 15, 2009

MORT de Terry Pratchett


En esta cuarta entrega de la hilarante saga del Mundodisco, Mortimer es un joven soñador y despistado a quien le toca en suerte una inesperada tarea: convertirse en aprendiz de la Muerte y aplicarse en liberar almas de su envoltura carnal. La verdad, Mort no está demasiado capacitado para ello, y en una de sus primeras misiones, liberar el alma de una atractiva princesa que está a punto de ser asesinada, decide en su lugar "liberar" el alma del asesino, interfiriendo así en los designios del Destino y provocando el consiguiente desaguisado. Por su parte, la Muerte, habiendo delegado buena parte de su trabajo en Mort, se dedica a beber, jugar a los dados y embarcarse en entrevasadas reflexiones filosóficas...

Mort es ya la quinta novela que leo de Mundodisco y me decanto por ella como la mejor. Mortimer a medida que va aprendiendo el oficio de la Muerte, con muchas dificultades, se ve envuelto en un dilema moral, aplicando su propia justicia. Por su parte, la Muerte se permite la experiencia de “vivir” como humano, sin dejar de hacerse reflexiones. Regalándonos uno de los momentos de la novela. Su filosofía no tiene desperdicio.
Mort es una buena opción para adentrarse en esta saga, y para quienes os encante el personaje de la Muerte se convierte en imprescindible. Es una de las novelas de la serie pensadas para una adaptación cinematográfica, para los lectores de fantasía sería una gran noticia poder ver a Mortimer en la gran pantalla.

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“El horizonte de acontecimientos históricos se encontraba en aquel momento a unos 30 kilómetros de la ciudad y todavía no era demasiado visible. Ello se debía a que… bueno… la diferencia de presiones históricas no era todavía muy grande. Pero iba en aumento. Sobre los húmedos campos de coles había en el aire una especie de tenue resplandor y un ligero chisporroteo como de langostas friéndose.
Las personas no alteran la historia, del mismo modo que los pájaros no alteran el cielo y solo se limitan a describir en él breves diseños. Centímetro a centímetro, implacable como un glaciar y mucho más fría, la realidad verdadera regresaba, aplastante hacia Sto Lat.”

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