lunes, marzo 30, 2009

NUESTRO COMÚN AMIGO de Charles Dickens


Última gran novela de Dickens en la que están presentes sus rasgos más característicos: la ironía, el humor, la aguda descripción de los personajes, la ácida crítica social, el sentimiento trágico de la vida. El autor retrata aquí con todo detalle el abismo que separa a las clases sociales en la sociedad victoriana inglesa.

Nuestro común amigo representa el triunfo de la madurez de un autor. Después de una trayectoria llena de obras maestras, Dickens sigue sorprendiendo con su originalidad, la fuerza de sus personajes, y una de las críticas sociales más duras en su obra. Fue publicada por primera vez en entregas en 1864-1865. Esta es una de sus novelas más complejas, donde la prosa de Dickens tiene mucha fuerza. Es muy representativa de su obra, aunque esta novela se hace muy oscura, comparándola sobre todo con las primeras. La trama gira en torno a la desaparición del joven John Harmon, que acude a Londres para recibir la herencia paterna, que se relaciona con un cadáver encontrado en el Támesis. Finalmente se le da por muerto, pasando la herencia a Nicodemus Boffins, sirviente de su padre. La moraleja del libro es la corrupción que produce en la persona el dinero, al mismo tiempo que refleja la hipocresía de la clase alta. El giro final de la trama, impresionante
La galería de personajes es inmensa, y el autor consigue que un personaje secundario quede tan perfectamente dibujado como un protagonista y que tenga la misma presencia escénica. Me ha sorprendido como consigue que tengamos primero afecto por unos personajes para luego despreciarlos. Así tenemos a los nobles y pintorescos Boffins, a Bella Wilfer, protegida de ellos y uno de los personajes que más evoluciona, Eugene Wrayburn, con ideales claros, Lizzie Hexam, la auténtica heroína de esta historia, su divertida amiga la modista de muñecas Miss Wren, el miserable Silas Wegg…
Esta novela tiene una anécdota. El autor rescató su manuscrito aún no terminado cuando tuvo un accidente en uno de sus viajes en ferrocarril, donde ayudó a auxiliar a los heridos. Experiencia que le inspiró la redacción de un relato.

***
“Caía la tarde y el sendero que les conducía hacia su hogar tenía el color encendido de la puesta de sol. Hay días que merecen ser vividos, aunque les siga la muerte y que hacen recordar la vieja canción: Es el amor, el amor que hace el mundo redondo.”

"No había hojas en las ramas ni nenúfares en el río, pero el cielo era de un azul muy puro y se copiaba en el agua transparente., cuya superficie rizaba de vez en cuando una brisa deliciosa. Si se pudieran ver todas las imágenes que los espejos han reflejado en esta vida, se verían mucha tristeza y horror. Pero en ese día el río sereno y puro parecía no haber reflejado ninguna otra cosa desde que se deslizaban entre sus dos riberas, que escenas idílicas."

"Usted me atrae a pesar mío. Si estuviese preso, usted me haría salir de la cárcel. Estoy seguro de que destruiría muros y rejas para correr hacia usted. Si me hallara de cuerpo presente, creo que habría de levantarme y caer a sus pies."

"Estaba absorto en la contemplación de la muchacha. Visión desoladora la de aquella joven delante de la llama que resurgía a intervalos. Cuadro deprimente pero espléndido por aquel reflejo del fuego en los cabellos negros y sobre las mejillas morenas. De pronto Lizzie se levantó."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por supuesto este es de los que quiero desde hace tiempo. Debe ser precioso.
Una entrada intrigante, tan digna reseña de Dickens como él mismo de la palabra para las novelas.