A uno de los muchos pueblos prácticamente vacíos y en ruinas del norte de Castilla llega un grupo de jóvenes militantes de un partido político a hacer propaganda electoral. Les recibe el señor Cayo, uno de los dos vecinos que quedan en el pueblo. Su vida es casi robinsoniana, su hablar reposado, lleno de una ancestral sabiduría que infunde un hondo sentido humano a su persona. El lenguaje crudo y desenfocado de los jóvenes que le visitan, cultos a veces, inconscientes o ignorantes otras, es el contrapunto necesario para poner en evidencia dos culturas que se ignoran. Una que desaparece poco a poco sustituida por otra ruidosa y masificada.
Una vez más una novela de Miguel Delibes me ha encantado. El personaje del señor Cayo es fascinante, mi parte favorita es precisamente cuando aparece él, cuando los militantes llegan al pueblo, a uno de ellos, Victor, le llega muy hondo y le hace plantearse muchas cosas. El señor Cayo es el exponente de la sabiduría popular superviviente, que queda relegada por la imposición del estilo de vida de las grandes ciudades, tras las emigraciones masivas. Retrata un particular paraíso rural que el anciano nunca querría abandonar. Desde luego lo recomiendo. No es de mis favoritos de Delibes pero, aún así creo que merece bastante la pena. El único inconveniente es que se me ha hecho muy corto el libro. Hasta ahora no había leído nada en concreto sobre las primeras elecciones democráticas españolas, me ha gustado.
Espero tener la oportunidad de ver la adaptación al cine. He visto un fragmento y me ha parecido muy fiel a la novela, incluso los diálogos del señor Cayo con sus visitantes son iguales.
***
" La voz de Rafa se fue haciendo, progresivamente, más cálida, hasta alcanzar un tono mitinesco:
-Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende?
Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir el proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil.
El señor Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, con una chispita de perplejidad en la mirada. Dijo tímidamente:
-Pero yo no soy pobre. "
"-Increíble Dani. Él es como Dios, sabe hacerlo todo, así de fácil. Y ¿qué le hemos ido a ofrecer nosotros?, pregunto. Palabras, palabras y palabras...Es...es lo único que sabemos producir.
-Siempre tendrá que haber dirigentes supongo.
-¿Dirigentes? y ¿para qué quiere el señor Cayo que le dirijan? Desengáñate Dani, él no nos necesita."
1 comentario:
Muy divertido este libro de Delibes. Me encantó. Recuerdo que lo tuvimos que leer para hacer un trabajo en Lengua II en Filología, y me lo pasé genial con las andanzas de los cazavotos, por llamarlos de alguna manera,y con el Sr. Cayo.
Miguel Delibes a veces es un caso, bastante ocurrente.
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