domingo, julio 20, 2008

MATAR UN RUISEÑOR de Harper Lee


Jean Louise Finch evoca una época en la que su padre Atticus, abogado en una población sureña, decidió defender a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Harper Lee ganó el Pulitzer en 1961 por esta novela, que Robert Mulligan llevó a la gran pantalla en una inolvidable película que obtuvo dos Oscar: al mejor guión (Horton Foote) y al mejor intérprete masculino (Gregory Peck).

La mejor novela que he leído en mi andadura lectora de este año hasta ahora. Probablemente volveré a releer este libro varias veces a lolargo de mi vida. Creo que es de esa clase de libros necesarios, y es que como dice Atticus Finch, el introducirnos en las vidas de otros nos hace comprender sus realidades, y precisamente este libro remueve las conciencias en un ejercicio de reflexión. Narra la cruda cara del racismo en EE UU. La narración podría ser sórdida (sobre todo el proceso del juicio y la sociedad intolerante de Maycomb), pero el punto de vista de una niña la hace entrañable. Si con algo me quedo de este libro es el daño que hacen los adultos sembrando prejuicios y odios en los niños, incubando el inicio de la intolerancia y racismo. Los niños son la esperanza. Hay muchos personajes inolvidables en este libro: Scout, Jem, Boo Radley, Atticus, Tom Robinson, Calpurnia... Una de las mejores novelas que he leído del siglo XX. Desde ahora la recomendaré mucho. Una verdadera pena que Harper Lee nos dejara como único legado esta novela.

***

"Atticus tenía razón. Una vez nos dijo que uno conoce de verdad a un hombre hasta que se pone en su pellejo y se mueve como si fuera él."

"-La señorita Gates es una buena dama, ¿verdad?
-Seguro que sí- dijo Jem. Me gustaba mucho cuando estaba en su clase.
-Ella odia mucho a Hitler...
-¿Qué tiene eso de malo?
-Bueno, ella nos contó hoy lo terrible que es tratando a los judíos, no es bueno perseguir a nadie, ¿verdad? quiero decir, ni tener malos pensamientos sobre la gente, ¿verdad?
-Claro que no, Scout. ¿Qué te sucede?
-Bueno, al salir de la corte esa noche la Señorita Gates -iba delante de nosotros al bajar la escaleras, no debes haberla visto-, caminaba hablando con la señorita Stephanie Crawford. La escuché decir -ya era hora que alguien les enseñara una lección, ya se estaban excediendo, lo próximo que pensarán es que podrán casarse con nosotros-. Jem, como puedes odiar tanto a Hitler y después dar la vuelta y ser tan cruel con la gente que tienes aquí en casa."

"
Cuando nos dio nuestros rifles de aire, Atticus no nos enseño a disparar. Fue el tío Jack quien nos instruyó en sus principios, dijo que Atticus no estaba interesado en armas. Atticus le dijo a Jem un día, -Prefiero que disparen a las latas vacías en el patio trasero, pero se que ustedes van tras los pájaros. Dispara a todos los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor-. Ese fue el único momento que escuché a Atticus decir que era un pecado hacer algo, y le pregunté a la señorita Maudie al respecto. -Tu padre tiene razón-, me dijo ella. Los ruiseñores no hacen otra cosa que crear música para que la disfrutemos. No se comen los jardines de la gente, no hacen nidos en los graneros, no hacen otra cosa que cantar su corazón para nosotros. Es por eso que es un pecado matar a un ruiseñor."

"Dill estaba desvariando otra vez. Por su cabeza soñadora caminaban cosas hermosas. Podría leer dos libros mientras yo leía uno, pero prefería la magia de su propias invenciones. Sabía sumar y restar más deprisa que el rayo, pero prefería su mundo imaginario, un mundo donde los niños dormían, esperando que fueran a buscarlos como lirios matutinos. Hablando, hablando se dormía y me arrastraba a mí con él, pero en la quietud de su isla de niebla se levantó la imagen consufa de una casa gris con unas puertas tristes."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este es uno de mis libros favoritos. Quizá si tuviera que escoger de entre todos ellos uno solo (ojalá nunca llegue a verme en ese trance) escogería este.
Las autobiografías normalmente están subestimadas. Casi todos los críticos literarios afirman que en su primer libro el autor lo afirme o no hace una confesión de sí mismo. La autora de este hermoso libro lo tuvo que confirmar de alguna manera, pues así lo hemos llegado a saber.
Mi personaje favorito es ella misma, Scout, porque no es sino a través de sus ojos como vemos el mundo y lo amamos con intensidad, y vivimos la vida y nos damos cuenta de todo en un ejercicio de aprendizaje en una lección vital importantísima: se viene al mundo a querer a toda costa sin importar nada más que evitar herir los sentimientos del ser humano, hay que comprender al prójimo y así sabremos por qué actúa del modo en que lo hace. Scout nunca se queda atrás.
Aprende de su padre, de su hermano, de su amigo, de Calpurnia (su criada a quien no ven como tal) y de su tía, incluso, contra quien se revela.
Durante ese período de vida que nos retrata nos muestra una historia que Nietzsche llamaría el eterno retorno: la xenofobia, culpar al inocente por salvar el propio honor, el sistema judicial tan injusto y los prejuicios en los que una sociedad se esconde por el miedo a saber de veras la verdad de los hechos.

¿Sabían que Lee y Capote fueron amigos íntimos hasta la muerte del primero?¿Y que el personaje de la novela, el amigo que vuelve todos los veranos a ver a Jem y a Scout está inspirado en Capote?

Rebosante de ternura, y tremendamente atroz, esta novela va más allá de un título bonito.
Nos hace pensar después de tantos años. Y espero que haga pensar mucho después de que nos hayamos ido.