Leemos fantasía para volver a encontrar los colores, creo. Para saborear especias fuertes y escuchar los cánticos que cantaron las sirenas. Hay algo antiguo y verdadero en la fantasía que habla a algo profundo en nuestro interior, al niño que soñaba con cazar algún día en los bosques de la noche, y atiborrárse bajo la colina hueca, y encontrar un amor que durara para siempre al sur de Oz y al norte de Shangri-La. Pueden quedarse con su Cielo. Cuando muera, me iría antes a la Tierra Media.
martes, julio 22, 2008
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