viernes, octubre 16, 2009

EL CARTERO DE NERUDA de Antonio Skármeta


Mario Jiménez, joven pescador, decide abandonar su oficio para convertirse en cartero de isla Negra, donde la única persona que recibe y envía correspondencia es el poeta Pablo Neruda. A través de esta trama tan original como seductora, el autor logra un intenso retrato de la convulsa década de los setenta en Chile, así como una cautivadora historia de amor y una poética recreación de la vida de Pablo Neruda. Esta novela, traducida a veinticinco idiomas, es ya un clásico de las letras universales, y la película basada en ella fue nominada a cinco Oscar.


Una novela hermosa que se lee literalmente del tirón. Publicada en 1985 primero como Ardiente paciencia, después pasó a llamarse El cartero de Neruda, y su versión cinematográfica llevó el mismo nombre. Las menos de 140 páginas saben muy a poco, pero al menos se viven intensamente. Me ha parecido muy especial el encuentro entre Mario el cartero, con vocación de poeta, y Pablo Neruda, para después ir surgiendo una amistad que se convertirá en entrañable y duradera. Porque, aunque ellos no lo sospechen, son almas muy afines. El libro es un canto a la amistad mediante la poesía muy bonito. Conforme crece esta amistad, asistimos al crecimiento personal de Mario, pues despunta sus cualidades como poeta creando metáforas y descubre por primera vez el amor en Beatriz, y llegarán las dificultades. Y como siempre acudirá a Don Pablo. Todo esto marca la evolución del protagonista.
Los hechos históricos aquí narrados ya los había vivido por otra novela: La casa de los espíritus. Aunque en este relato se narran desde otra perspectiva y se añade la figura de Pablo Neruda como militante del partido de Allende, sobre lo que aún no había leído. La escena en que el poeta gana el Premio Nobel y su compatriotas lo celebran con orgullo, mientras la oposición derroca al gobierno, es realmente bonita.
Los escenarios son mágicos, tanto el pueblo pesquero como Isla Negra son dibujados de manera idílica. Tanto así que Neruda extraña en el esplendor de París, la tranquilidad de estos parajes, y necesita nostálgico los sonidos del mar.




***
"Hace hoy cien años exactos un pobre y espléndido poeta, el más atroz de los desesperados, escribió esta profecía: Al amanecer armados armados de una ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades.

Yo creo en la profecía de Ribaud, el vidente. Yo vengo de una oscura provincia, de un país separado de los otros por la tajante geografía. Fui el más abandonado de los poetas y mi poesía fue regional, dolorosa y lluviosa. Pero tuve siempre la confianza en el hombre. No perdí la esperanza. Por eso he llegado hasta aquí con mi poesía y mi bandera. Debo decir a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores, a los poetas, que el entero porvenir fue expresado en esta frase de Rimbaud: sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano."



"Con ese azar que tiene la belleza y la nada, bajo una lava de muertos con ojos vendados y muñecas sangrantes le ponía un poema en los labios, que él ya no supo si dijo, pero que Mario si oyó cuando el poeta abrió la ventana y el viento desguarneció las penumbras:

Yo vuelvo al mar envuelto por el cielo
el silencio entre una y otra ola
establece un suspenso peligroso:
muere la vida, se aquieta la sangre
hasta que rompe el nuevo movimiento
y resuena la voz del infinito
Mario lo abrazó desde atrás, y levantando las manos para cubrile las pupilas alucinadas, le dijo:

-No se muera, poeta."

1 comentario:

César dijo...

Me encantó esta novela, y al igual que a ti, se me hizo muy corta.

Un saludo Alex