lunes, marzo 10, 2008

DESCUBRIMIENTOS: EL SUEÑO ETERNO de Raymond Chandler


Publicada en 1939, EL SUEÑO ETERNO supuso la fulgurante irrupción de Raymond Chandler (1888-1959) en el ámbito de la novela negra. Tomando como modelo en muchos aspectos a Dashiell Hammet, principalmente en la concepción de esta clase de relatos como reflejo y crítica de una sociedad más que como propuesta de acertijo o enigma a resolver, Chandler inició con su apuesta por su detective Philip Marlowe y su inconfundible sentido del humos, una de las vetas más ricas del género. En "El sueño eterno" -novela repleta de nervio y de ingeniosos diálogos- es un caso de chantaje el que lleva a Marlowe a asomarse a las alcantarillas de una sociedad en apariencia espléndida.


De los autores de novela negra que he leído, este es uno de los que más me ha gustado. Lei que Chandler tuvo de referente a Hammett, pero a mí me gustó mucho más el primero. Me encanta como Chandler describe y desarrolla a los personajes, cosa que eché en falta en Hammett. Es un genio recreando ambientes, como nos traslada por las calles de California, esa cruda e inquietante atmósfera nocturna, ese reflejo de aquella sociedad corrupta. Página tras página acompañando a Marlowe, te imaginas una película en blanco y negro. De los personajes mi favorito sin duda es Philip Marlowe, el alma del libro. Sorprende mucho con sus razonamientos. Es un personaje real, no estereotipado, tiene sus defectos, y a pesar de todo es honesto. Aporta el toque irónico a la historia… El capítulo final es sorprendente, no decepciona. La trama es muy elaborada, se mantiene la intriga hasta el final, donde todo encaja. Muy recomendable.


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“No soy Sherlock Holmes ni Philo Vance. No espero ir a terreno que ha sido ya cubierto por la policía, recoger una punta de pluma rota y hacer un caso de ello. Si usted cree que alguien vive en el negocio de detective haciendo eso, no sabe mucho acerca de los policías”

"Eran aproximadamente las once de la mañana de un mediados de octubre sin sol y con una copiosa lluvia en la claridad al pie de las sierras. Llevaba yo mi traje azul con mi camisa azul oscura, corbata y un vistoso pañuelo fuera del bolsillo, zapatos gruesos y negros, medias negras de lana, con cuadrados azul oscuro. Estaba yo pulcro, limpio, afeitado y sobrio y me importaba muy poco quien lo supiera. Era en todo el detective privado tal cual debe ser. Iba a visitar a cuatro millones de dolares."

“¿Qué importaba donde se yacía una vez muerto? Muerto se estaba durmiendo el sueño eterno y esas cosas no importaban. Petróleo y agua eran lo mismo que aire y viento para uno. Solamente se dormía el sueño eterno, sin importar la suciedad donde se murió o donde se cayó. Yo era parte de esa suciedad ahora”

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