domingo, septiembre 30, 2007

EL SÍ DE LAS NIÑAS de Leandro Fernández de Moratín

En El sí de las niñas, la comedia más perfecta del estilo neoclásico, Moratín ridiculiza el matrimonio concertado entre el viejo acaudalado y la joven educada en un convento, y critica las causas que lo originan: el dinero y la educación sumisa y obediente de las jóvenes.
La obra tiene el valor de un importante documento histórico que ayuda a penetrar en el conocimiento de algunos vicios y errores sociales de la época, a la vez que deja constancia de la lucha de un grupo de intelectuales para superar los obstáculos que impidieron en España el progreso rápido de la Ilustración.

El teatro es un género en el que no me he adentrado tanto, de hecho esta obra de teatro es la primera que leo en mucho tiempo. A raíz de la lectura de La Cortes de Carlos IV de Galdós, donde se representaba esta obra, me interesé en la historia. Una vez terminada su lectura puedo decir que no me ha decepcionado, me ha encantado. Vemos un fuerte crítica social a la injusticia a la que se ven sometidas las mujeres con los matrimonios de conveniencia, desde la infancia educadas al materialismo y a ser figuras manejables, sin oportunidad de desarrollar sus inquietudes y valores como persona. Disfruté especialmente del acto tres, el más emocionante en mi opinión. De los personajes podría quedarme con muchos, como Doña Francisca y Don Carlos, pero tras el final si sólo me quedara con uno de esta historia, sería con Don Diego.
Espero leer más obras de Leandro Fernández de Moratín con el tiempo.

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“Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.”

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