domingo, noviembre 22, 2009

EL CASTILLO DE CRISTAL de Jeannette Walls


Jeannette Walls, periodista de éxito, narra en El Castillo de Cristal el gran secreto de su familia. Su infancia queda marcada por unos padres carismáticos pero sobrecargados de problemas: el padre es alcohólico y la madre es una pintora que aborrece la vida convencional y no está dispuesta a asumir la responsabilidad de criar a sus hijos. Los cuatro hermanos aprenden a cuidar de sí mismos, se protegen unos a otros, y finalmente consiguen salir del círculo infernal en que se convierte la familia para marcharse a Nueva York.

Siempre se dice que todo lo que uno es, se lo debemos a nuestros padres, pero esta frase no se puede aplicar a Jeannette Walls ni a sus hermanos. La supervivencia y el camino de sus vidas se lo forjaron por sí mismos, después de que sus padres los condenaran al sufrimiento y miseria. Así que nos encontramos con un libro que es ante todo esperanzador. Y lo mejor de todo , es que esto es un testimonio detallado de todo lo que vivió la autora desde su infancia. hasta ya convertida en periodista. Me encantan las historias narradas desde el punto de vista de un niño. Es hermoso el vínculo que hay entre Jeannette y sus tres hermanos, Lori Brian y Mauren y como son amigos, confidentes y padres los unos con los otros. Ellos son la verdadera familia Walls, mientras sus padres se preocupan de sí mismos y no aceptan sus realidades y piden ayudan.
Un libro donde su narradora está llena de humanidad, y comprendemos mejor que nunca el sentimiento del perdón. Me parece admirable que nunca pierda la esperanza en su vida futura. Recomendado para los que disfrutaron con Las cenizas de Ángela y Un árbol crece en Brooklyn, es una historia igualmente tierna y donde asistimos a un vagabundeo por la geografía estadounidense hasta la llegada a Nueva York.

***

"-Todo el mundo tiene algo bueno en su interior. Tienes que encontrar la cualidad buena que redime a la persona y amarla por esa cualidad.

-¿Ah sí?-repliqué yo-. ¿Y qué me dices de Hitler? ¿Cuál era la cualidad que lo redimía?

-A Hitler le encantaban los perros-afirmó mamá sin la menor vacilación."

"Lori era la lectora más obsesiva. Le chiflaba la literatura fantástica y la ciencia ficción, especialmente El seños de los anillos. Cuando no estaba leyendo, estaba dibujamdo orcos o hobbits. Trató de convencer a toda la familia para que leyéramos los libros.

-Os transportan a un mundo distinto-aseguraba.

Yo no quería que me transportaran a otro mundo. Mis libros preferidos trataban todos de gente en apuros. Me encantaron Las uvas de la ira, El señor de las moscas y sobre todo Un árbol crece en Brooklyn. Pensé que Francie Nolan y yo éramos prácticamente idénticas, salvo que ella había vivido cincuenta años antes en Brooklyn y que su madre siempre tenía la casa limpia. El padre de Francie Nolan por cierto me recordó a papá. Si Francie veía la parte buena de su padre, incluso cuando la mayoría de la gente lo consideraba un borracho holgazán, tal vez yo fuera completamente idiota al creer en el mío. O tratar de creer en él. Se iba haciendo cada vez más difícil."

2 comentarios:

Isi dijo...

Lo he visto en otro blog y no me había llamado mucho, pero si me dices que se puede igualar a "Un árbol crece en Brooklyn", me lo apunto!!
Saludos!

Anónimo dijo...

Me alegro de que te haya gustado. Yo los leí en orden inverso al tuyo, así que no reparé en ese apunte tan bonito que hace de "Un Árbol crece en Brooklyn". Es realmente estremecedor el testimonio, desde que empieza, ¿verdad?
Aunque tiene similitudes yo no los compararía; ya se sabe lo que dicen de las comparaciones....
Abrazos, Alex.