jueves, noviembre 27, 2008

DESCUBRIMIENTOS: BASIL de Wilkie Collins


Basil se enamora de un flechazo de una muchacha a la que un día ve casualmente en un ómnibus. Después de conocerla, accede a casarse con ella. Así comienza la historia de un error inocente en sus comienzos, culpable en su desarrollo, fatal en su desenlace: la historia en suma de una degradación por amor. Un año después un terrible acontecimiento arrastra a los personajes a una pesadilla de culpa, venganza, violencia y muerte en la que el bien y el mal revelan ocultas, perversas fraternidades.

Una novela maravillosa, después de sus dos obras maestras La dama de blanco y La piedra lunar, para mí es la mejor obra de este autor. A pesar de ser uno de sus primeros libros, en concreto el primero que escribió de misterio, es una obra muy lograda con una gran trama, ya se aprecia la grandeza de su estilo y esos elementos que hacen al autor el maestro del género. Conoces a personajes inolvidables como Clara y Basil y te implicas al completo en su historia. Una historia que no deja de sorprender hasta un final espectacular.
Muy recomendable.


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“Son pocos los hombres que no pasan en secreto por algunos momentos de intenso sentimiento, momentos en que, en medio de las desdichadas trivialidades e hipocresías de la sociedad moderna, se les presenta mentalmente la imagen de una mujer pura, inocente, generosa, sincera; una mujer cuyas emociones sigan siendo cálidas, capaces de causar impresión, y cuyos afectos y cuya simpatía puedan aún traslucir en sus actos y así dar color a sus pensamientos; una mujer en la cual podamos depositar una fe y una confianza tan plenas como si aún fuéramos niños, a la cual desesperamos de hallar cerca de las endurecedoras influencias de este mundo, a la cual a duras penas nos aventuramos a buscar, salvo en aquellos lugares solitarios y alejados, en el campo, en pequeños y recónditos altares rurales, al margen de la sociedad, entre bosques y cultivos, en cerros desiertos y lejanos. Así era en el caso de mi hermana. Por donde quiera que fuese, aun sin tener la inclinación natural ni la ambición de brillar, eclipsaba a otras mujeres que la aventajaban por belleza, por formación, por lucimiento en las costumbres y en la conversación, pues conquistaba sin otra arma que el puro encanto femenino de cuanto decía y de cuanto hacía.”


“A lo lejos, en la penumbra que reina al fondo, está una figura solitaria, siempre doliente, siempre inmóvil. Tiene silueta de mujer, aunque gastada, debilitada. Tiene rostro de mujer, sólo que fantasmal, impertérrito, cuyos ojos miran sin ver, cuyos labios no se mueven, cuyas mejillas jamás colorea la sangre; es un rostro que la frescura de la salud y la felicidad nunca más visitarán. ¡Qué desconsolada, qué admonitoria figura de sorda congoja y de paciente dolor para adornar el fondo de una imagen en la que priman el amor, la belleza y la juventud!”


“Todo lo bueno que en este mundo podamos hacer, con nuestros afectos, con nuestras facultades, se eleva al mundo eterno que está más allá, muy por encima de nosotros, como canto de alabanza que entona la Humanidad a Dios. Entre los miles, miles de tonos que en todo momento se suman para henchir la música de ese cántico, están los que suenan con más potencia y con más grandeza aquí, y están los tonos que transitan con más dulzura y con más pureza hacia el Trono Imperecedero, los que se mezclan en perfectísima armonía con el himno que canta el coro de los ángeles. Hágase esa pregunta en lo más profundo de su corazón y responda, entonces: ¿no es posible, acaso, que la vida más oscura, una vida incluso como la mía, se dignifique gracias a una aspiración duradera dedicada a un noble propósito?”

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