sábado, julio 21, 2007

EL CUENTO NÚMERO TRECE de Diane Setterfield






¿Dónde está la verdad?. Entre mentiras, recuerdos e imaginación se teje la vida de la señora Winter, una famosa novelista ya muy entrada en años que pide ayuda a Margaret, una mujer joven y amante de los libros, para contar por fin la historia de su misterioso pasado. 'Cuénteme la verdad', pide Margaret, pero la verdad duele, y solo el día en que Vida Winter muera sabremos qué secretos encerraba El cuento número trece, una historia que nadie se había atrevido a escribir.

El tema del libro fue decisivo para que emprendiera su lectura. El amor por la literatura y las historias donde se ven involucrados lectores y escritores. Precisamente ese vínculo que se estableció entre Margaret y la escritora me encantó. Margaret me pareció un personaje fascinante con el amor que profesa a los libros y su lucha para llegar a Vida (los pasajes de la vida en la librería y de la biblioteca de Vida Winter, me parecen memorables). El estilo de la autora es sencillo y directo, rápidamente te introduces en los ambientes de la historia. En pocas líneas conoces a los personajes.
La historia de esas inquietantes gemelas y como se desarrolla la trama me pareció admirable. Todas las relaciones que se establecen entre los personajes de Angelfield tienen su importancia en esta trama. Como lector entusiasta de los escritores del siglo XIX, disfruté mucho con los guiños que hace la autora a varios de esos escritores y sus obras. Ese ambiente asfixiante y gótico de la mansión de Angelfield, me recordó a Jane Eyre o Cumbres Borrascosas. Si bien el desenlace me pareció acelerado, las últimas páginas son trepidantes en un cúmulo de sorpresas, no deja de ser impactante.
Creo que leeré las obras de Diane Stterfield que lleguen en un futuro, su comienzo es prometedor y es de esperar que sus próximos libros sean mejores. Una novela sin duda recomendable.


***


"Los lectores son ingenuos.Creen que todo lo que se escribe es autobiográfico. Y lo es, pero no como ellos creen. La vida del escritor necesita tiempo para descomponerse antes de que pueda ser utilizada para alimentar una obra de ficción. Hay que dejar que se pudra. Por eso no podría tener a periodistas y biógrafos hurgando en mi pasado, recuperando retazos y fragmentos, conservándolos mediante sus palabras. Para escribir mis libros necesitaba dejar tranquilo mi pasado a fin de dejar que el tiempo hiciera su trabajo."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Además, en españa se ha hecho una edición muy bonita, con punto de lectura como de raso, el papel de dentro de la cubierta es precioso, las letras en relieve... para los forofos de los libros esto es todo un lujazo

Un bico