lunes, diciembre 29, 2008

ZUMALACÁRREGUI de Benito Pérez Galdós


En este episodio Pérez Galdós se sirve de la figura de ZUMALACÁRREGUI -el gran caudillo popular surgido en los primeros tiempos de la guerra carlista- y de la peripecia novelesca del atormentado capellán José Fago, para -como hiciera con El Empecinado para la Guerra de la Independencia- reflejar un momento histórico que le brinda la ocasión de pintar el mundo de la guerrilla y el de las intrigas cortesanas.

Zumalacárregui es una buena introducción a lo que sucederá en esta Tercera Serie. Aunque los personajes de esta entrega concluyen su historia aquí, porque en el resto de las otras 9 novelas hay otros protagonistas (Fernando Calpena). Como en otros episodios hay una descripción fantástica de la épica, en este comienzo de la Primera Guerra Carlista. Tomás de Zumalacárregui es descrito con rigor, como un personaje con mucha fuerza hasta el final, que ya conocemos por ser un personaje histórico. Para mí el descubrimiento de este libro ha sido José Fago, el noble y sufrido cura. Pronto tocará la lectura de Mendizábal.


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"Creyó que aquellas voces y aquel nombre habíanlos pronunciado todos los demonios del infierno, difundidos invisibles por los aires, y volvió a donde estaba, y oyó nueva algazara de mujeres chillonas... y, mirando para arriba, vio un bulto, una mujer con la cara tapada... Dudoso estuvo entre huir campos afuera o quedarse para ver la hembra descolgada, a quien el pueblo, bullicioso, nombraba y denostaba al propio tiempo, juntando el nombre y los insultos. "

"Cuando el sol empezaba a calentar el suelo, disipando la neblina, el capellán, que ya había recorrido las cortas calles y callejas de Cegama, fue a casa del General para enterarse de cómo había pasado la noche. Desde la plaza de la iglesia, salvando un puentecillo sobre espumoso torrente que iba a aumentar las aguas del Oria, llegó a una elevada plazoleta, en la cual vio un caserón con ángulos de sillería almohadillada y ventanales de piedra, el cual bien podía pasar por palacio, conforme al tipo de construcciones de Guipúzcoa. En la puerta había guardia de granaderos; algunas personas del pueblo, gozosas, decían que el General había pasado buena noche, y que estaba tranquilo y contento. Anhelando más concretas noticias, entró Fago en el portal, cuadra enorme, empedrada, con unas grandes pesas colgantes en el testero de la izquierda."

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