En el año 1517, Martín Lutero fija sus noventa y cinco tesis contra las indulgencias, un acontecimiento que provocará el cisma de la Iglesia Romana de Occidente. Ese mismo año nace en Valladolid el hijo de don Bernardo y Doña Catalina, Cipriano. En un momento de agitación política y religiosa, esta mera coincidencia de fechas marcará fatalmente su destino.
En la novela hay una gran escenificación de lugares y una buena representación de la mentalidad del Renacimiento. A través de los sucesos descubrimos que la imagen que tenemos de aquella época corresponde con la narrada. Vemos la influencia y el dominio de la Iglesia, la aparición del poder económico de la burguesía y la opresión de las clases trabajadoras. Me quedo con que la novela nos explica que debemos ser tolerantes hacia cualquier condición de vida diferente, cuando no atente contra los derechos de los demás y permita la libertad de conciencia y actuación. Cipriano es todo un héroe, y el final contribuye más a ello. Una mirada hacia un pasado que ahora nos parece incomprensible.
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¨El padre Tablares bajó la cabeza, desalentado. No había más tiempo. La multitud pedía a gritos el sacrificio: voceaban, brincaban, alzaban los brazos. Los silbatos de los niños aturdían. El humo hacia llorar los ojos. Una mujer comía buñuelos tranquilamente al lado de Minerva. El padre Tablares, consciente de su fracaso, descendió lentamente la escalerilla, vio a Minerva sollozando junto al verdugo y a éste mirándole atentamente a él. Entonces hizo la seña, un leve ademán con la mano derecha señalando la carga de leña, sobre el burrajo. El verdugo arrimo la tea a la incendada y el fuego floreció de nuevo como una amapola, despabiló, humeó.”
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