“El verdadero señor de la muerte no pretende huir de ella, sino que acepta que debe morir y entiende que en la vida hay cosas mucho peores que morir.”
“Es curioso, Harry, pero quizá los más capacitados para ejercer el poder son los que nunca han aspirado a él; los que, como tú, se ven obligados a ostentar un liderazgo y asumen esa responsabilidad, y comprueban, con sorpresa, que saben hacerlo.”
“El dragón tuvo, por fin, espacio suficiente para desplegar las alas. Entonces giró la astada cabeza hacia la entrada, olfateando el aire fresco del exterior, y con Harry, Ron y Hermione todavía aferrados al lomo, atravesó las puertas metálicas, que se doblaron y quedaron colgando de los goznes, salió tambaleándose al callejón Diagon y echó a volar.”
“Luna había decorado el techo de su dormitorio con cinco caras enormes hermosamente pintadas. Las de Harry, Ron, Hermione, Ginny y Neville. Los rosotros no se movían como en los retratos de Hogwarts, pero aún así había cierta magia en ellos, y a Harry le pareció que respiraban. Una especie de finas cadenas doradas zigzagueaban entre las imágenes, uniéndolas. Las examinó con más detenimiento y se dio cuenta de que las cadenas eran en realidad una palabra, repetida miles de veces con tinta dorada: amigos”
“_ ¡Hazlo, Ron!_rugió Harry.
La espada centelleó y cayó de golpe. Harry dio un salto para apartarse y se oyó un fuerte sonido metálico y un largo e interminable grito. A pesar de haber resbalado en la nieve, giró en redondo con la varita en alto, preparado para defenderse, pero no había nada contra lo que pelear.”
La espada centelleó y cayó de golpe. Harry dio un salto para apartarse y se oyó un fuerte sonido metálico y un largo e interminable grito. A pesar de haber resbalado en la nieve, giró en redondo con la varita en alto, preparado para defenderse, pero no había nada contra lo que pelear.”
“Las lágrimas le brotaron, incapaz de impedirlo, ardientes primero y luego resbalándole heladas por las mejillas; pero ¿qué sentido tenía enjugárselas o fingir que no lloraba? Las dejó resbalar, pues, por las mejillas, y apretó los labios con la vista fija en la gruesa capa de nieve que le impedía ver el sitio donde reposaban los restos de Lily y James, reducidos a huesos o a polvo, sin saber o sin importarles que su hijo estuviera allí, ni que su corazón siguiera latiendo, ni que viviera gracias a su sacrificio, aunque en ese momento casi habría preferido estar durmiendo bajo la nieve con ellos.”
“Y entonces lo vio: Voldemort volaba como el humo en el viento, sin escoba ni thestral que lo sostuvieran; su rostro de serpiente se destacaba en la oscuridad y sus blancos dedos volvían a levantar la varita.”
“Entonces, en un estallido de agonía, sintió cómo aquella cólera que no era suya se apoderaba de su alma...”
“He sido poco cuidadoso y por eso la suerte y el azar han frustrado mis excelentes planes. Pero ahora ya sé que de hacer; ahora entiendo cosas que antes no entendía. Debo ser yo quien mate a Harry Potter y lo haré.”
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