A través de la mirada de una genial narradora, madame Pratolungo, republicana ardiente que una vez vivió sólo para «el sagrado deber de derrocar tiranos» y ahora se ve en la necesidad de contratarse como profesora de piano y dama de compañía, La pobre señorita Finch (1872-1872) cuenta la historia de una joven ciega, «tan franca como intrépida», que, en el trance de recuperar la vista, se encuentra en el centro de una red de mentiras piadosas y engaños malignos tejidas por los dos hermanos gemelos que están enamorados de ella. Intrigas, conspiraciones y un tremendo «laberinto de mentiras» ponen a prueba la fidelidad y la entereza de una mujer que, acostumbrada a tener la vista «en las yemas de sus dedos», y abocada ahora a un tortuoso desequilibrio entre la visión y el sentimiento, acaba renegando del don que gracias a la medicina ha recobrado. En esta novela, Wilkie Collins explora anticipadamente algunos de los hallazgos de la moderna psicología de la percepción, a la vez que construye una historia de amor y rivalidad sumamente anómala y compleja, que mezcla inusitadamente su talento para el realismo doméstico con la irreal atmósfera de los cuentos de hadas.
Terminada esta novela, he estado leyendo las pocas opiniones que he encontrado por la red, no es una de las novelas más conocidas de este autor, y no eran muy positivas, así que me va a tocar defenderla, porque creo que merece la pena, a pesar de que tiene sus peros.
El principal aliciente que tiene este libro en mi opinión, y lo que hace que mantenga el sello Wilkie, es la galería de personajes y sus tramas que te mantienen en vilo. Como es posible que adores a unos y otros sólo los desprecias. Algunos los admiras por su iniciativas y otros te inspiran lástima por llegar a extremos de victimismo, cuando en un principio deberían producir rechazo. En estas páginas vemos muchas virtudes y defectos del ser humano, y Collins las refleja con esa fina ironía en las escenas en la casa rectoral de los Finch. Quien redactó la sinopsis del libro iba muy encaminado sobre la psicología de los personajes. Entre todos ellos, yo me quedo con la pasional madame Patrolungo, que de entre tantos victimistas en esta historia, si alguna víctima real hubo, fue ella, y sabe salir airosa. Para mí es la protagonista de esta historia. Tenemos la suerte de que sea la voz narradora.
Y ahora vamos con los peros. La novela cuenta con casi 700 páginas, y la historia del engaño de los gemelos se alarga demasiado, y repite algunos aspectos de la trama de Lucilla (aunque esto se note menos a partir de la segunda parte). Esto hace que se pierda el ritmo vertiginoso que tienen otras de sus novelas. Lo que más arriba contaba sobre los personajes, lleva a filias y fobias, y a mucha gente esto le frena en la lectura. Pero aún así sigo diciendo que aunque este no es el Collins más brillante(para encontrarlo hay que acudir a Marido y Mujer), merece la pena y nos regalará y buenos ratos. Mi nota es de un 7.5.
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“Cuando desaparece la confianza entre dos personas que se aman, desaparece a la vez todo lo demás. A partir de ese momento, se encuentran en la misma situación que si fueran dos desconocidos y han de observar normas de etiqueta.”
“Si muero, ninguno de ustedes llegará a saberlo. No proyectará mi muerte su sombra de tristeza sobre las vidas de ellos dos ni tampoco sobre la suya. Olvídeme y perdóneme. No pierda, como la pierdo yo, la primera de la más noble de todas las esperanzas de los mortales, la esperanza en la vida misma y en el porvenir.”
“-Al ofrecer sus consejos a mi esposa, señor Nungent-dijo el rector-, debe usted permitirme que le comente que su consejo habría tenido más fuerza en lo práctico sido el de un hombre casado. Le ruego que me permita recordarle…
-¿Me ruega que le permita recordarme que es el consejo de un soltero? ¡Vamos, por favor! Eso sí que no tiene ni pies ni cabeza a estas horas del día. (…) ¿Qué es ese impreso que tiene ahí, sobre la repisa de la chimenea? Una valoración de impuestos. ¡Ja! Una valoración de impuestos nos vendrá que ni pintada. Usted no tiene ni un escaño en la Cámara de los Comunes, y tampoco es el Canciller del Tesoro. A pesar de eso, ¿no tiene usted una opinión formada sobre el sistema fiscal? ¿Es que debemos estar sentados usted y yo en el Parlamento de la nación para presumir de que hemos visto que la débil Constitución británica a punto de exhalar su último suspiro…?”
4 comentarios:
Wilkie Collins es una maquina. Yo estoy leyendo Armadale y es genial. Ya Lei la dama de blanco y hojas caidas.
Estaba revisando tú blog y veo que compartimos el placer de Leer Perez Galdos
Saludos
Armadale es un gran libro, es casi casi el mejor de Wilkie Collins, después de Marido y Mujer. La daba de blanco fue el primero suyo que leí y también me encantó. Las hojas caídas lo tengo pendiente de leer.
Sí, Benito Pérez Galdós es mi escritor favorito de todos los tiempos :), ahora estoy leyendo la taercera serie de sus Episosdios Nacionales. Próximamente quiero comenzar Luchana. Yahora me gustaría meterme con sus obras de teatro también.
Gracias por tu comentario Leox;)
Saludos.
pues este es uno de los autores que aún tengo por descubrir...me lo apunto en mi libreta del plan infinito ¡gracias!
hola, alguien me podria decir que tal esta el libro "la pobre señorita Finch"
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