sábado, marzo 14, 2009

Triste, tristemente, de Rubén Dario


Un día estaba yo triste, muy tristemente
viendo cómo caía el agua de una fuente;
era la noche dulce y argentina. Lloraba la noche.
Suspiraba la noche. Sollozaba
la noche.
Y el crepúsculo en su suave amatista,

diluía la lágrima de un misterioso artista.

Y ese artista era yo, misterioso y gimiente,
que mezclaba mi alma al chorro de la fuente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esos versos de Darío no los conocía, y me gustan, a pesar de que no sea de mis favoritos.
La foto es genial.
Me ha encantado.
Mucho ánimo. No estás solo. Recuérdalo, Gemelo. Muchos abrazos y besos.